LA ACCION VISIBLE Y LA INVISIBLE
“Es importante para comprender cualquier idea integrar el conocimiento, es decir, interiorizar, examinar, analizar y abstraerse”
Algunas veces me encuentro con personas que me preguntan cómo encarar a los seguidores de alguna doctrina relacionada con la Nueva Era, y siento profunda empatía con aquellos, porque sé la frustración que causa ver como el alma de las personas que amamos se pierdan. Yo también tengo amigos o familiares a quienes quiero mucho, pero que se están hundidos en la ignorancia; de alguna u otra forma nos hemos convertido en cómplices de su perdición, bien sea, festejando sus malas orientaciones espirituales, alentándolas, o ignorándola. He descubierto que la mejor manera de cambiar esas orientaciones, es trabajar sutilmente con ellos de dos maneras: podemos obrar de manera invisible (la oración) y visible (con el ejemplo) a todo esto, debemos entender a la perfección, que cuando hablamos con un hermano que siga la doctrina que propone la nueva era, no se trata de presionarlo para que cambie de fe o cambiar sus convicciones personales, se trata de hacerle entender que la naturaleza de su comprensión está desvirtuada.
Es importante saber que nuestra doctrina católica como tal no tiene debilidades, 2000 años de acción católica, de ardiente vida cristiana (mártires, tratados teológicos, santos) ha dado como resultado conceptos y valores totalmente coherentes, y más que todo esto, nos ha dado al mismo Cristo latente en nuestros corazones, por ello, es de suma importancia estudiar acerca de lo que decimos creer y amar para saber defendernos cuando se nos pida defender nuestra Fe (1 Pedro 3, 15).
A continuación, la exposición de las 2 maneras para obrar ante hermanos nuestros que necesitan ardientemente de nuestra ayuda.
La primera forma de obrar es mediante la acción invisible (la oración), hay que saber que las personas que están siguiendo la filosofía de la NUEVA ERA (NE), no les ha llegado correctamente la palabra viva de Dios y es nuestro deber ayudarles (2 Timoteo, 3, 16), rogando al Señor les dé entendimiento, apertura de corazones cerrados a la Verdad, para que, conociendo la Verdad puedan ser verdaderamente libres (Juan 8, 32).
Es importante saber que nadie cambia su manera de pensar tan fácilmente, bien sea cambiar de equipo de futbol, de religión, de partido político, porque estos son temas muy sensibles. Y discutir o pelear, siempre es el peor paso para empujar al prójimo a la mala acción; nuestro “contrincante” siempre quedará resentido luego de la discusión, cabe recalcar que, en una discusión nunca se gana ni se pierde, el que supuestamente gana no sabe que ha perdido. En un retiro de conversión las personas van dispuestas a abrir el corazón a Jesús y María, pero esa apertura no la tenemos con la gente que cotidianamente camina a nuestro lado, así que hermanos, no seamos necios, dejemos el tema de la conversión en las manos de Dios, dejemos que el haga su obra, nosotros precipitémosla, provoquémosla, pero en oración, haciendo la obra invisible (oración), bien sea rezando varios rosarios diarios, haciendo mortificaciones agradables a Dios, asistiendo a la Eucaristía o cualquier acción hecha con Amor y por Amor. Así, hermanos míos, sepan que nuestra misión es el predicar, más no el convertir, eso le pertenece, estrictamente a Dios.
Es importante saber que nadie cambia su manera de pensar tan fácilmente, bien sea cambiar de equipo de futbol, de religión, de partido político, porque estos son temas muy sensibles. Y discutir o pelear, siempre es el peor paso para empujar al prójimo a la mala acción; nuestro “contrincante” siempre quedará resentido luego de la discusión, cabe recalcar que, en una discusión nunca se gana ni se pierde, el que supuestamente gana no sabe que ha perdido. En un retiro de conversión las personas van dispuestas a abrir el corazón a Jesús y María, pero esa apertura no la tenemos con la gente que cotidianamente camina a nuestro lado, así que hermanos, no seamos necios, dejemos el tema de la conversión en las manos de Dios, dejemos que el haga su obra, nosotros precipitémosla, provoquémosla, pero en oración, haciendo la obra invisible (oración), bien sea rezando varios rosarios diarios, haciendo mortificaciones agradables a Dios, asistiendo a la Eucaristía o cualquier acción hecha con Amor y por Amor. Así, hermanos míos, sepan que nuestra misión es el predicar, más no el convertir, eso le pertenece, estrictamente a Dios.
Luego de la acción invisible, está la acción visible, que se expresa siendo verdaderos cristianos, valientes católicos, ejemplares hijos de Dios, bautizados íntegros en cualquier aspecto, bien sea, siendo grandes profesionales, excelentes estudiantes, buenos hijos, hermanos, padres; siempre y cuando en cada tarea, hacer lo mejor posible, de la mano de Jesús y María.
En conclusión, cabe recordar las palabras que dijo San Pablo, “Estamos llamados a ser Santos” (1 Tesalonicenses 4, 7-8), y los Santos resplandecen, y cuando estamos en contacto con ellos, causan alegría, amor, y un sinfín de emociones buenas, porque acuérdense que los Santos son cristianos excelentes y, como tal, son la sal y la luz del mundo. Ahora cuando estamos cerca de una persona ya sea novio (a), hermano (a), esposo (a) o amigo (a), nos terminamos pareciendo a esa persona en muchos aspectos, así que, acerquémonos a Jesucristo más asiduamente en el Sagrario, donde siempre nos espera con los brazos abiertos, de tal manera que nos parezcamos más a Él, para así poder ayudar a nuestros seres queridos de cualquier forma que fuere.
Hermanos míos, espero no desilusionar a ninguno de ustedes, mis lectores, que hayan pensado que éste escrito, iba a proporcionar de alguna u otra forma, argumentos de cómo responder a alguien que sea seguidor de ésta malsana corriente, la Nueva Era. Honestamente sería en vano; ni todos los argumentos del mundo sirven para cambiar el pensamiento de alguien que no esté abierto para recibir la Verdad, sólo recuerden obrar de dos maneras: una invisible (la oración) y otra visible (la acción), Dios creó lo visible y lo invisible. Nosotros debemos de manifestarlo y vivirlo.
Que la gracia de Dios esté con todos ustedes.
Que la gracia de Dios esté con todos ustedes.
¿Quién como Dios?
¡Nadie como Dios!
Andrés Elías-Duque
Misionero LAM Guayaquil
